jueves, 23 de junio de 2016

                    19 de Diciembre de 2013





La última quimioterapia a la que me sometí fue el día 19 de Diciembre de 2013.
Fue un día especial. Ya hace muchos años que venía viviendo las experiencias de recibir químicos potentes para conservar la salud. Ya adelgacé. Ya vomité. Ya me quedé sin un pelo en todo mi cuerpo. Ya lloré. Pero este último año en particular viví todo el tratamiento con una energía firme y luchadora, después de tantos años, este era mi territorio.

Sabía como me iba a sentir, sabía cuanto iba a doler el pinchazo, sabía cuanto faltaba para volver a casa, sabía qué hacer para distraerme. El humano como con todas las experiencias, encuentra como adaptarse.

Es difícil describir como se siente recibir quimioterapia, solo el que lo vive lo puede saber, pero voy a intentarlo.
Imagínense la peor borrachera que hayan tenido en su vida, y multiplíquenla por mil. En la borrachera, uno tiene la ventaja de que está adormilado, perdido, tiene momentos de inconsciencia y momentos de despertares, pero bajo los efectos de la quimioterapia, uno está en plena consciencia.
Todo ese sufrimiento, toda esa nausea constante, toda esa sensación de debilidad física, en el que cada movimiento es un castigo, se percibe completa y totalmente en tu mente. No hay escapatoria. Para colmo, tu olfato pareciera convertirse en el de un sabueso, y sentís los perfumes, los olores de la comida, de las medicaciones, con una claridad nunca antes sentida, y por supuesto, te dan más nauseas.

Ahora, no solo es físico el sufrimiento de una quimioterapia.
Los desgastes del cuerpo se van haciendo cada vez más evidentes, no solo se revoluciona por dentro, sino también por fuera. Adelgazas como nunca antes adelgazaste, y si ya eras delgado antes de todo esto, ahora vas a ser un esqueleto, símbolo perfecto de como te sentís. Pero esto no es lo peor. Cuando perdés todo tu pelo, ya no sos quien eras, te convertís en tu enfermedad, así te definen con las miradas, y así terminás definiéndote. Uno ya sabía que el cabello iba a caer, pero increíblemente hasta que no te pasa, no acabas de saberte enfermo. Es el último golpe de realidad, en cada espejo, en cada ventana de auto, en cada mirada ajena, es como si el cáncer te tomara de la cabeza y te dijera: "Ahora sos esto, acéptalo."
Y no querés aceptarlo. Y llorás. Pero la realidad no cambia llorando. Así que te levantás y vas a recibir tu quimioterapia.
Aunque te sientas destruido, sin energías, sin animo, siendo casi un anciano, porque querés vivir.

Y el 19 de Diciembre de 2013 en particular, tenía ganas de vivir.
Era la última quimioterapia que recibía antes de hacerme los estudios correspondientes, después de todo un año de tratamiento. Así que la recibí con buen humor, volví a casa y no sentí las clásicas nauseas, pude comer sin devolver nada, miré una película: "It´s kind a funny story" que me hizo sentir una linda energía, de que lo mejor está por venir.
Más tarde, escuché repetidas veces una canción que nunca sentí con tanta felicidad y adrenalina como ese día: "You get what you give" de los New Radicals. Sentía que el mundo era mio. Que ya nada podía lastimarme. Que iba a lograr cualquier cosa que me propusiera. Es una carta mágica esta de sufrir hasta casi ser nada, carta que los simples civiles no comprenden.
La inconfundible sensación de ferocidad. Nada puede destruirte después de esto.

Con el ferviente optimismo que me corría por las venas me puse a hacer un simple dibujo de mi (cosa que nunca hacía porque la quimioterapia me cansaba demasiado hasta para sentarme a dibujar) en el que escribí la frase: "Jueves 19 de Diciembre de 2013: ¿Última quimioterapia de mi vida? No lo sé. Pero voy a ser FELIZ."

Hasta ahora fue la última. Estoy hace 3 años libre de enfermedad. Pero jamás volví a tener la claridad y optimismo que tuve el 19 de Diciembre de 2013.


                                                                                      

                                                                                         
                                                                                        Rorrus
 
    

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